Pues son muchos y muy variados, afectando a todos los ámbitos de nuestra vida, tanto físicamente como a nivel psicológico, etc. Entre los primeros, podemos destacar a nivel general, que aumenta la longevidad (vivimos más años) y mejora la calidad de vida (vivimos mejor) puesto que disminuye el riesgo de aparición de enfermedades; además una vez que ya tenemos ciertas enfermedades crónicas, su progresión se enlentece de forma significativa si practicamos ejercicio físico.
De forma un poco más específica:
• Mejora la función cardiorrespiratoria: disminuyendo la frecuencia cardiaca y la tensión arterial.
• Mejoran los factores de riesgo cardiovascular:
o aumenta el colesterol bueno
o disminuyen los triglicéridos
o disminuye la grasa corporal y la obesidad
o desciende la tensión arterial en reposo en hipertensos
o la necesidad de insulina en diabéticos es menor
o mejora la tolerancia a la glucosa
• Mejoran los factores de riesgo cardiovascular:
o aumenta el colesterol bueno
o disminuyen los triglicéridos
o disminuye la grasa corporal y la obesidad
o desciende la tensión arterial en reposo en hipertensos
o la necesidad de insulina en diabéticos es menor
o mejora la tolerancia a la glucosa
Entre los beneficios a nivel psicológico, tenemos la disminución de la ansiedad y la depresión y el aumento de la sensación de bienestar, así como la mejora del rendimiento en el trabajo.
Respecto a las enfermedades crónicas previene su aparición y, como decíamos, una vez que ya las tenemos, su progresión se detiene o va más lenta. Así:
• Disminuye la mortalidad por todas las causas
• Disminuye la enfermedad coronaria. Además, si ya se tiene, tardan más en aparecer los síntomas de la angina de pecho (se resiste más).